La energía fotovoltaica es una tendencia medioambiental que ha llegado, sin duda, para quedarse, y que genera un interés creciente, aumentando así también su demanda. Y no precisamente sin motivos: se trata de uno de los métodos de obtención de energía más respetuosos con el medioambiente, y, además, genera un número interesante de ventajas para un inmueble y, por ende, para sus inquilinos.

 

Ventajas de su utilización en construcción

  • Proporciona aislamiento y reduce la necesidad de calefacción del edificio hasta en un 50%.
  • Duración de vida útil extensa, en torno a los 25 años.
  • Requiere de un nivel de mantenimiento mínimo, bastando mayoritariamente con las revisiones periódicas.
  • Aumento del valor de la propiedad en la que se utiliza.
  • Ahorro energético general en el inmueble.
  • Cuentan con un diseño innovador y ampliamente personalizable, con un resultado estético muy atractivo.
  • En muchos casos, poseen un filtro de radiaciones dañinas, que permite la protección de hasta un 99% de radiaciones ultravioletas y hasta un 95% de radiaciones infrarrojas.

 

Eficacia en fachadas demostrada

Si bien era más habitual oír hablar de estos módulos fotovoltaicos en tejados (los paneles solares), la energía solar que recibe la fachada es aprovechable de la misma manera. El grupo de investigación SWIFT (Solar and Wind Feasibility Technologies), provenientes de la Universidad de Burgos, ha realizado diversos estudios experimentales y mediciones con el fin de comprobar la viabilidad de las instalaciones fotovoltaicas verticales. En los últimos años, el desarrollo de la tecnología en el ámbito de la energía fotovoltaica ha provocado que los usos y, en general, la diversidad de productos con estas características se dispare, pudiendo observarse en edificios tanto nuevos como rehabilitados.

Los resultados de este estudio apuntan a que las instalaciones fotovoltaicas verticales (cuyo principal uso son las fachadas de inmuebles) son completamente viables, siempre y cuando se tengan en cuenta la combinación de la superficie disponible, las ventajas de las instalaciones o la localización de las mismas.

 

¿Cómo funcionan?

Las fachadas fotovoltaicas, también llamadas fachadas solares, integran células fotovoltaicas que permiten generar electricidad a partir de la radicación solar que reciben; y sistemas solares térmicos, que constituirían una fuente de agua caliente sanitaria y calefacción. La electricidad generada por este medio puede ser vertida de manera directa a la red para comercializarla a distribuidores, o emplearse para el autoconsumo del edificio, además de ahorrar el gasto energético del inmueble.

 

Instalaciones subvencionadas y con ayudas

Con el fin de impulsar estos proyectos que promueven la eficiencia energética y energías renovables, el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) ofrece la posibilidad de financiación de proyectos y desarrollo y gestión de programas de ayudas públicas. Estos recursos gestionados provienen principalmente de Fondos FEDER, el Fondo Nacional de Eficiencia Energética, Presupuestos Generales del Estado y la financiación propia del Instituto.

Respecto a las instalaciones de energías renovables, el IDAE mantiene programas de financiación a empresas de servicios energéticos que presenten sus proyectos de aplicación de energías renovables en el ámbito empresarial y en el doméstico. Este tipo de ayudas implican la eliminación del desembolso inicial de la inversión del proyecto por parte del usuario, formando parte de los servicios de la empresa financiados por el IDAE.

En cuanto a la rehabilitación de edificios y a la inclusión de fachadas fotovoltaicas, el FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional), mencionado anteriormente, posee un programa de ayudas en todo lo concerniente a la rehabilitación energética de edificios en nuestro país, que tiene como objetivo la reducción de emisiones de CO2 y del consumo de energía por parte de los edificios.

Por parte de los diferentes gobiernos de las Comunidades Autónomas, también se pueden utilizar diferentes subvenciones para la instalación de métodos de energía solar, con el propósito de cumplir los objetivos renovables de la Unión Europea para 2020, 2030 y 2050.

A pesar de que la normativa puede diferir en cada comunidad, hay ciertos requisitos para la mayoría de los usuarios:

  • Contar con el presupuesto detallado de la instalación.
  • No haber solicitado subvenciones previas, debido a que la mayoría de subvenciones no son acumulativas.
  • El solicitante puede ser el empresario o la empresa instaladora (previa aprobación del propietario).
  • Límite de una única instalación fotovoltaica por vivienda/inmueble.
  • Cumplir los requisitos máximos y mínimos de potencia instalada.

Existen dos tipos de ayudas para el autoconsumo solar por parte de las comunidades:

  • Ayudas calculadas sobre el precio de la instalación, que aplicarán sobre un tanto por ciento del total de la inversión. Se otorgan a nivel comunitario, con un valor aproximado de 4000€.
  • Ayudas calculadas sobre impuestos del estado, de aplicación a nivel municipal y que generalmente se tratan como deducciones en el IBI y el ICIO. Suelen tener un valor de aproximadamente 1500€.

Lo más común es que se escoja entre una de las dos ayudas, donde las más populares son las comercializadas como kit autoconsumo (ayudas calculadas sobre el precio de instalación).

 

 

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